Francia y sus fantasías: el Plan XVII.

Si Alemania tenía como excusa para una guerra el romper el cerco al que se sentía sometido por sus rivales, Francia tenía razones para la misma: recuperar los territorios de Alsacia y Lorena perdidos en 1870. Si Alemania tenía uno de los ejércitos mejor entrenados del mundo, Francia no se quedaba atrás y, con un millón de hombres en activo y tres millones más en la reserva, seguía siendo una fuerza capaz de enfrentarse a cualquier amenaza. En algunas áreas de la ciencia militar, como es el caso de la aviación y de la artillería, Francia era incluso el líder mundial, y lo demostraría a lo largo del conflicto. Ahora bien, si Alemania tenía un Plan Schlieffen que, aunque minucioso era imperfecto y no logró sus objetivos, principalmente porque no se siguió al pie de la letra, Francia tenía su Plan XVII, basado más en fundamentos metafísicos que en las realidades del campo de batalla, y que a punto estuvo de acarrearle la derrota.

French troops marching

No cabe duda que la derrota en la Guerra Franco-Prusiana y la pérdida de sus provincias orientales era un motivo más que suficiente para que Francia buscase la revancha. La deshonra era una espina permanentemente clavada en el orgullo, una infamia que debía ser vindicada antes de que la nación pudiese volver al camino de la felicidad. Toda acción diplomática estaba encaminada a recuperar los territorios robados, pero tanto líderes como ciudadanos intuían que, finalmente, habría que pelear por ellas a sangre y fuego. Sin Alsacia y Lorenaembargo, la humillación había dañado la moral francesa, consciente además de que demográficamente era inferior al enemigo teutón, y los planes militares hasta finales de siglo, todos de naturaleza defensiva, reflejaban un cierto complejo de inferioridad. Esa mentalidad sufrió un vuelco cuando en 1907, el filósofo Henri Bergson publicó su libro Evolución Creativa, en el que proponía el concepto de élan vital, una especie de fuerza o ímpetu vital capaz de sobreponerse a cualquier obstáculo por el simple hecho de desearlo, algo así como querer es poder. Ese espíritu positivista capturó la atención de buena parte de la población, de sus líderes políticos y de los militares, que lo convirtieron en doctrina. Por aquel entonces, el Director de la Academia Militar era el General Ferdinand Foch, teorético e historiador militar, y seguidor de von Clausewitz y de su pensamiento, resumido en la frase “la voluntad de conquistar es la primera condición de la victoria. Cuando el Mariscal Joseph Joffre fue nombrado Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas en 1911, la influencia de Foch fue fundamental en la inclusión del élan vital en el nuevo plan estratégico, presentado en 1913.

Schlieffen y XVII

En rojo, los movimientos alemanes de acuerdo con el Plan Schlieffen; en azul los franceses según el Plan XVII.

El Plan XVII, más que un programa detallado de ataque, era un sistema de creencias, la síntesis de un ideal enfocado a un objetivo final, pero sin las minucias del cómo hacerlo. La única consigna era movilizar la mayoría de las tropas hacia la frontera franco-alemana y una fracción a los límites con Bélgica con la intención de lanzar una contraofensiva sobre el ala sur del Plan Schlieffen, el punto débil de los alemanes, especialmente sobre Alsacia y Lorena. El problema fue que, al cambiar de la postura defensiva del Plan XVI a la ofensiva del XVII, los estrategas franceses decidieron reforzar los ejércitos del este, debilitando los de la frontera belga, precisamente por donde los alemanes pensaban lanzar el grueso de sus fuerzas. Otro gran error fue la creencia de que las batallas serían no muy diferentes de las del pasado, y no añadieron el factor tecnológico en sus cálculos. Cuando los generales franceses ordenaron cargar contra los alemanes, nunca imaginaron que las modernas ametralladoras del enemigo detendrían cualquier ataque convencional de infantería, borrando de un tajo las vidas de miles de hombres y cualquier esperanza francesa de conquistar Berlín.

Ni Joffre ni Foch dieron mucha importancia al asunto, de hecho, creían que mientras más fuerte fuese el ala derecha de los alemanes más débil sería su defensa en el este, y más rápida la victoria. El élan vital, el espíritu de la victoria, la voluntad del soldado francés serían suficientes, según ellos, para llegar a Berlín antes de que los alemanes se acercaran a París.

1914_French+English

Mariscal Joffre, Presidente Poincaré; Rey Jorge V; Mariscal Foch, General Sir Douglas Haig.

Sobra decir que se equivocaron, y que dicho fallo casi le cuesta la guerra a Francia y a los aliados. Tuvieron suerte en que el ejército belga, diez veces inferior al alemán, retrasara con su valiente resistencia el calendario del Plan Schlieffen y diese tiempo a los franceses a rectificar. Los alemanes también cometieron errores y no siguieron al pie de la letra el plan de su viejo mariscal, pero este y otros detalles los dejaremos para cuando, en el mes de agosto, examinemos el día a día de las batallas, los movimientos y los gazapos de ambos bandos.

 

6 thoughts on “Francia y sus fantasías: el Plan XVII.

  1. Jesús, por favor, lo que me dices en el otro comentario, TU ya se que haces todo lo que puedes y más en tus escritos, TU no tienes la culpa de las dichosas guerras… no es una crítica mia, no, me gusta enterarme de cosas que no tenía idea. y por supuesto cuando a alguien le «roban» un territorio es lógico que se revuelva con el ladrón. Aunque aqui yo diría » que fue primero el huevo o la gallina».
    Sigue escribiendo de todos los temas importantes, que a pesar de ser una redundancia, todos los temas son importantes. Este es sobre PGM, pero en todos los paises hemos tenido sus más o menos.

    Un gran abrazo amigo,

    • Hola Rosa,
      no lo tomé como una crítica eh! estaba sólo bromeando…sigues teniendo un lugar especial en este blog, y en mi corazconcito…
      A mi tampoco me gustan las guerras, aunque a veces entiendo que son necesarias. Lo que más me importa, sin embargo, es recordar a los chavales que pelearon en ellas, y siempre he sentido una cierta debilidad por los soldados de la PGM, pues fue un conflicto que bien pudo evitarse. Lo que menos me importa es la política, o las armas, o las batallas. Me importa más las vidas de esos 10 millones de jóvenes, de todos los bandos, que no volvieron a casa. Es a ellos a quienes dedico este homenaje.
      Un besín Rosa, y disfruta el finde! 😉

  2. El gran problema de los mandos franceses, en general de todos sus oficiales, fue no superar ese error y no aprender de él, siguieron usando tácticas de antaño durante años y años.

    Interesante asunto este, abrazos.

    • Tienes mucha razón Dess, estaban tan anquilosados y acostumbrados a callar y obedecer, algo casi normal en los ejércitos, que no eran capaces de pensar en nuevas tácticas. Más aún, se preocupaban muy poco por las vidas de los soldados, pues «para eso estaban». No recuerdo quién lo dijo, pero es una cita que se me quedó grabada hace muchos años, lo que sí sé es que fue un general en la PGM.
      Muchas gracias señor por vuestro comentario. Os mando un saludo caluroso desde el infierno de MAdrid.

      • Creo que lo hemos comentado alguna vez, parecían todos seguidores radicales de la doctrina de Grant en la guerra de secesión 🙂

        Abrazos, aquí duró el verano dos días, ya estamos con la lluvia, pero bochorno ojo.

        • Pues yo gustosamente cambio el sol por la lluvia…cómo me gustaría vivir en el norte, y sólo sigo aquí por el curro….

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